El otro día estaba entrenando en un pista de tenis con un amigo y decidimos jugar un partido. Dado que se trataba de un partido amistoso, mi amigo sugirió que no cambiásemos de lado en los juegos impares, tal y como dictan las reglas del tenis.
En un principio me pareció razonable la propuesta, pero enseguida pensé en las consecuencias que podría tener “saltarnos la regla” y le dije que prefería cambiar de lado porque el sol podría tener alguna influencia en el juego.
No me hizo falta darle más explicaciones, enseguida asintió sin plantear ninguna pega, mostrándose convencido de que era mejor así.
Y lo era. Ambos nos íbamos a sentir mucho más cómodos a lo largo y después del partido. En caso de ganar o perder, en ningún caso podríamos achacar el resultado a una circunstancia externa como la influencia del sol, o restarle mérito al contrincante por haber ganado jugando con el sol a favor. La victoria sería clara, sin dar lugar a interpretaciones de ningún tipo.
Es sólo un ejemplo, pero nos puede servir para reflexionar sobre lo útiles que son en ocasiones las reglas, acuerdos o alianzas a la hora de coordinar actividades con otras personas.
Nos ayudan a crear el marco en el que se va a desarrollar la actividad, a tomar consciencia de lo que uno u otro espera y a ajustarnos a comportamientos consensuados entre todos, dejando menos espacio a malas interpretaciones o falsas expectativas.
Esta idea es aplicable a cualquier ámbito de nuestra vida.
¿Cómo serían las reuniones de trabajo, si previamente se definieran las “reglas del juego” tales como duración, permisos para ausentarse, expectativas del que la convoca y expectativas de los asistentes, acuerdo sobre el propósito de la reunión, etc.?
¿Cómo podría mejorar la convivencia de una familia si le dedicara un rato a escribir una alianza o acuerdo que beneficiase a todos?
Podría incluir tareas domésticas, fechas o tiempos para reunirse en familia, horarios de comidas, uso de los espacios comunes, etc.
¿Cuál es el precio que pagamos por no establecer estos acuerdos? ¿Frustración , desgaste emocional, pérdida de tiempo, ineficiencia, impotencia, malos entendidos, distanciamiento, …?
En las sesiones de coaching se utiliza la herramienta de la “alianza” con este mismo fin. Define la relación que el coach y el cliente van a tener con el objetivo de que ambos sepan a qué atenerse y puedan desarrollar la relación de coaching de forma eficiente y cumpliendo las expectativas de ambos.
Permite además que cada uno se haga responsable de lo que le corresponde.
¿Cómo están de definidas tus relaciones personales? ¿En qué te beneficiaría establecer acuerdos o alianzas con tu equipo?
1 comentario en «Las reglas del juego – Transparencia en nuestras relaciones»
Hola Jaime, me gusta el blog en Ingles. Me gusta comprender la palabras de usted. (como estan mis Espanol? 🙂 Un abrazo. Andrea